LA INDEPENDENCIA TAN DESEADA

Desde los acontecimientos de mayo de 1810, donde se dieron las condiciones para empezar un camino libertario, el anhelo de Independencia comenzaba a visualizarse.

Tres fueron los propósitos de esos debates de mayo: establecer una forma de gobierno en reemplazo del Virrey, declarar la Independencia y sancionar la Constitución Nacional.

Fueron muchos los años, las discusiones, las ideologías y sangre derramada para llegar a una decisión que implicaba dejar de lado individualidades para establecer un bien común para la Patria.

La Declaración de la Independencia, con la firma de un Acta Formal, ese martes 9 de julio de 1816, en la casa de Doña Francisca Bazán de Laguna, tomada por los Diputados de diferentes provincias es la RUPTURA de los vínculos de dependencia política de las provincias Unidas del Río de la Plata con España.

El Congreso había comenzado en Tucumán el 24 de marzo de 1816 tuvieron discusiones y decisiones que se sucedían de acuerdo a las novedades que llegaban con respecto a las expediciones. Durante semanas se discutieron los alcances de sus atribuciones y su funcionamiento interno, además de tomar decisiones de política nacional e internacional. El cuerpo tenía la facultad de intervenir en casi todos los asuntos que se presentaban a su consideración, lo que provocó interminables debates.

La presión de algunos de sus miembros, y de influyentes dirigentes nacionales (entre ellos el General san Martín, Gobernador de la Intendencia de Cuyo) hizo que se iniciara la discusión inmediata sobre la declaración de la Independencia.

El Propio José de San Martín envía una misiva decisiva: “Seamos LIBRES, lo demás no importa”.

Todavía faltaba elegir una forma de Gobierno y Sancionar la Constitución Nacional. Otros muchos años y discusiones y más sangre derramada seguirían escribiendo la historia de nuestra querida ARGENTINA.

Columnista e Historiadora: María Alejandra Bustos

Fecha de Emisión: 08/07/2019