PSICOLOGÍA ESCOLAR – LA DISLEXIA
Los niños con dislexia están en riesgo! No sólo en términos académicos, sino también en términos emocionales. En efecto, cuando se habla de Dislexia, una de las áreas que habitualmente cosecha menor atención es su lado emocional, muchas veces opacado por la búsqueda del éxito escolar.
Entre los síntomas emocionales asociados a la dislexia, lo que más frecuentemente surge es la ansiedad. El temor provocado por el balbuceo en la lectura en voz audible, la dificultad constatada en descifrar el enigma que acabaron de deletrear, el embarazamiento causado por la delongación en la materialización de un trabajo o las líneas rojas que subrayan y amplían los innumerables errores que dejaron grabados en el papel son meros ejemplos del tormento que los niños con Dislexia a diario se enfrentan. Se originan sentimientos de inseguridad, de decepción, de furia, e incluso de resignación y de conformidad, que, en realidad, no son más que fases de un proceso de duelo silenciosamente tumultuoso. Esta colección de ineficiencias es diagnosticada por los propios niños como un “síndrome de incompetencia” y la tendencia natural será, por motivos obvios, la de evitar las situaciones que las amenazan.
Un niño con dislexia también es vulnerable a las reacciones negativas de los que estima. A la incapacidad de alcanzar las metas que trazó para sí misma, se une la confirmación reflejada en el rostro de los demás.
Si, por un lado, el niño se compara y es comparada por los y con los colegas. Por otro lado, padres y profesores perciben que no está aprendiendo a leer o a escribir y, a menudo, avanzan justificaciones, “es un niño inteligente … Si se esfuerza más …”, desconociendo, sin embargo, el real esfuerzo emprendido.
Estas ideas son exacerbadas por las inconsistencias características de la dislexia, responsables de fluctuaciones en el rendimiento; a veces, el niño logra realizar las tareas propuestas, tal como sus pares y, en el momento siguiente, cuando se enfrenta a una actividad similar, ya no la consigue completar. Para el niño, persiste la convicción de que, si su problema dependía del esfuerzo, lograría alcanzar lo que anhelaba. Una vez consumida, en vano, toda la energía de que dispone, le resta creer que las dificultades vendrán de su reducida capacidad.
El problema se acentúa por el hecho de que la Dislexia, como dificultad de aprendizaje específica de la lectura, indica, por definición, que estos niños cometer errores y así se enfrentarán repetidamente con su fracaso. Un niño con dislexia será siempre una persona con dislexia, a pesar de su manifestación poder adoptar nuevos formatos. Las dificultades serán tan difíciles de hacer en los años escolares más avanzados en los que la escuela hace mayores exigencias y el soporte parental es menor. No obstante, se asiste, en paralelo, al desarrollo de un conjunto de creencias basadas en las experiencias de aprendizaje a las que se ha expuesto.
La clave para la reducción de los síntomas emocionales de los niños con Dislexia reside en el suministro del apoyo apropiado, proporcionándole experiencias tan positivas como sea posible. Es imprescindible contrarrestar el enfoque basado en la búsqueda del error y avanzar con la constatación de las capacidades y progresos que el niño revela. Sólo de este modo podrá revertir el ciclo de fracaso en una espiral de éxito, edificando sentimientos de creciente autoestima y motivación, como motor de más éxito.
Un niño necesita saludar sus triunfos. Cuanto antes de conseguirlo, mayores serán los beneficios.
Mamá: Mirta Romero
Fecha de Emisión 20/09/2019